Las escenas locales importan: Hackney

  • mayo 13, 2023 13:12

Las escenas locales importan. Marie Malarie y Michelle Mannetti se reclaman abiertamente parte de la escena del Este de Londres. Más concretamente de Hackney ¿De dónde sale esta escena queer que se reclama de uno de los barrios obreros con más historia e identidad de Londres?

La cultura underground no es nueva en Hackney. Desde los años sesenta en adelante, Hackney ha sido un hervidero cultural calentado por los soundsystems y por una multitud de locales pequeños y medianos donde la diáspora anglocaribeña se recomponía como comunidad. 

En los años noventa, Hackney fue lugar de emisión de cientos de radios piratas que emitían Drum and Bass las veinticuatro horas del día. En el cambio de siglo Hackney fue escenario de las épicas raves del colectivo Bedlam, con los míticos Liberator (Julian, Chris y Aaron) como cabezas visibles de una escena que aún continúa viva.

Hackney fue el lugar de nacimiento de todo un género musical, el grime, cruce de distintos estilos hip hop y electrónicos, que marcó los primeros años del siglo XXI y se convirtió en la banda sonora de las periferias multirraciales londinenses. 

Pero como en tantos otros barrios populares con identidad cultural no sumisa, las fuerzas de la gentrificación y la especulación hicieron presa a Hackney con los Juegos Olímpicos de Londres 2012 como motor. La expulsión de muchos de sus habitantes originales y la subida de los precios de la vivienda puso seriamente en peligro la existencia de la escena underground de baile de Hackney. 

A lo largo de toda esta historia, Hackney siempre ha sido el hogar de espacios queer alternativos a los clubes gay tradicionales del centro de Londres. The George and Dragon o Boombox fueron espacios que marcaron una época. Como muchos otros locales underground, los locales queer más celebrados del barrio fueron cerrando, hasta que dos veteranos de la escena, Dan Beaumont y Matt Tucker, abren en 2009 Dalston Superstore, espacio queer que desde un primer momento aspiraba a aglutinar a la comunidad queer del barrio y ampliarla incluyendo su radio de influencia a todo Londres. 

Desde entonces, Hackney no ha dejado de crecer y consolidarse como centro de una nueva escena queer, con Michelle Mannetti y Marie Malarie como figuras reconocibles dentro de esta escena, que recoge la antorcha de la tradición underground de Hackney.

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HACKNEY STATE OF MIND

Local scenes matter. Marie Malarie and Michelle Mannetti openly claim to be part of the East London scene. More specifically, Hackney. Where does this queer scene, a scene which appears is one of London’s most historical and identifiable working class neighborhoods, come from?

Underground culture is not new to Hackney. From the 1960s onwards, Hackney has been a cultural hotbed, heated by sound-systems and a multitude of small and medium-sized venues where the Anglo-Caribbean diaspora got together as a community. 

In the nineties, Hackney was a broadcasting site for hundreds of pirate radio stations that played Drum and Bass around the clock. At the turn of the century, Hackney has turned into the scene of the epic raves of the Bedlam collective, with the mythical Liberator (Julian, Chris and Aaron) as the visible heads of a scene that is still alive.

Hackney became the birthplace of a whole musical genre, grime, a cross between different hip hop and electronic styles, which marked the early years of the 21st century and turned into the soundtrack of London’s multiracial peripheries. 

But as in so many other popular neighborhoods with a non-submissive cultural identity, the forces of gentrification and speculation took Hackney by storm with the London 2012 Olympic Games. The expulsion of many of its original inhabitants and rising house prices seriously jeopardized the existence of Hackney’s underground dance scene. 

Throughout all this history, Hackney has always been home to alternative queer spaces as an opposing force to the traditional gay clubs of central London. The George and Dragon or Boombox were spaces that marked an era. Like many other underground venues, the most celebrated queer venues in the neighborhood were closing, until two veterans of the scene, Dan Beaumont and Matt Tucker, opened Dalston Superstore in 2009, a queer space that from the beginning aspired to bring together the queer community of the neighborhood and expand its radius of influence to include the whole of London. 

Since then, Hackney has continued to grow and to serve as the center of a new queer scene, with Michelle Mannetti and Marie Malarie as recognizable figures within this scene, which picks up the torch of Hackney’s underground tradition.

GL!TZ*

  • mayo 3, 2023 13:12

MANIFIESTO

GL!TZ* como re-vuelta a los orígenes y los valores del house y el techno, una propuesta que busca consolidar una pista de baile justa y segura para todes. La cultura rave se ha convertido en un método autogestionado para la construcción de comunidades de iguales desde sus orígenes contraculturales, afroamericanos y gays en Detroit, Chicago y Nueva York.

GL!TZ*como la otredad, lo queer, la cultura rave. La pista de baile es el hábitat de la comunidad donde las relaciones sociales, políticas, afectivas, sexuales se atan a la cadencia incesante del bajo, que nos llama a mezclarnos en el dancefloor. Nadie es más ni menos que nadie en la pista de baile.

GL!TZ* como realidad impertinente, como devenir abierto, como baile infinito, como cuerpo de baile revolucionario. No hay experiencia sin extrañamiento, transgresión, desajuste, descolocación, tránsito, interrupción…

GL!TZ* como grito empoderado que reclama el derecho de autodeterminación de los queerpos que han tomado el escenario antagonista central y tienen la potencia de agregar las nuevas luchas anticapitalistas, post-género y postcoloniales.

GL!TZ* como políticas de la noche, como acción donde poder crear, desear y sentir nuevos imaginarios que pongan en jaque, desplacen, cuestionen el imaginario cisheterocapitalista impuesto; donde dejarnos atravesar por la música y bailar con ferocidad y asimetría entre lo zigzagueante y lo desgarrado en busca de la agitación individual y colectiva.

Del derecho de admisión por gorilas en garitos,
para gente blanca, hetero y guapa,
al baile de cuerpos disidentes, tullidos y sudorosos.
Nuestro cuerpo pide movimiento, y no se lo vamos a negar.
Necesitamos la pista de baile, ahora más que nunca.
No sólo la queremos, también la necesitamos.
Somos salvajes.

GL!TZ* 

 

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MANIFESTO

GL!TZ*, as a re-turn to the origins and values of house and techno, an idea that seeks to consolidate a fair and safe dance floor for all. rave culture has become a self-organized method of building communities of equals, ever since its countercultural, African-American and gay origins in Detroit, Chicago and New York.

GL!TZ* as an otherness, queer, as rave culture. The dancefloor is the habitat of the community, a habitat where social, political, affective, sexual relations are tied to the incessant rythm of the bass, which invites us to blend on the dancefloor. No one is more or less than anyone else on the dancefloor.

GL!TZ* as an impertinent reality, as an open path, as an infinite dance, as a revolutionary dancing body. There is no such thing as experience without estrangement, transgression, maladjustment, dislocation, transit, interruption…

GL!TZ* as an empowered howl to claim the right of self-determination of queer bodies who have taken the central antagonistic stage and have the power to aggregate the new anti-capitalist, post-gender and post-colonial struggles.

GL!TZ* as politics of the night, as an action where we can create, desire and feel new imaginaries that challenge, dislodge and doubt the imposed cisheterocapitalist imaginary; where we can let ourselves be run over by the music, and dance fiercely and asymmetrically between the disheveled and torn, in search of individual and collective frenzy.

From the right of admission by bouncers in clubs,
for white, straight and beautiful people,
to the dance of dissident, crippled and sweaty bodies.
Our body asks for movement, and we will not deny them it.
We need the dance floor, now more than ever.
We don’t just want it, we need it.
We are the wild ones.

GL!TZ*

Manifiesto: It’s time for the Others

  • mayo 1, 2023 18:00
  • Others to the Front nace del deseo de crear un espacio inexistente y necesitado, donde sea posible una crítica desde la música y el baile, una crítica a un sistema que nos oprime y que nos dicta reglas a las que no pertenecemos, ni queremos pertenecer. 
  • Others to the Front es una apuesta política de transformación, intervención y acción desde la pista de baile, el club, la música, la mezcla. A la vez que pinchamos y bailamos producimos reflexión y contenido.
    Nuestro método es la autogestión, el trabajo cooperativo, el apoyo mutuo y la toma de decisiones anti-jerárquicamente en asamblea. 
  • En Others queremos que la dimensión central a construir sea la colectiva, poniendo al común las herramientas, el conocimiento o el tiempo de cada une.
    La música electrónica de club, como en cada disciplina, está completamente invadida por un carrerismo personal que se presenta como única forma de escape a una precariedad generalizada.
    Creemos que una de las maneras de superar esta situación es mediante una gestión socializada de los escasos recursos que este modelo genera, para ponerlos en valor y en uso colectivo. 
  • En Others queremos construir comunidad:
    • Frente a un entorno del club y de la noche dominado por cis-hombres blancos heterosexuales que definen quién está dentro y quién no.
    • Frente a una pista de baile que solo responde al consumo fácil de cuerpos y dinero.
    • Frente a un mundo banalizado por la fama.

¡Ha llegado el momento de Others to the Front!

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  • Others to the Front was born from the desire to create a non-existent and needed space, where it is possible to criticize, through music and dance, a system that oppresses us and which dictates rules to which we do not belong, nor to which we want to belong. 
  • Others to the Front is a political bet of transformation, intervention and action coming from the dancefloor, the club, the music, the mix. While we DJ and dance we create reflection and content.
    Our method is self-organization, cooperative work, mutual help and horizontal decision-making in assemblies. 
  • In Others we wish the main dimension we build to be the collective one, putting the tools, the knowledge or the time of each one of us to communal use.
    Electronic club music, as in every discipline, is completely invaded by a personal careerism that is presented as the only way to escape from a generalized precariousness.
    We believe that one of the ways to overcome this situation is through a socialized utilization of the scarce resources that this model generates, to give them value and put them to collective use.
  • At Others we want to build community:
    – Against the club and nightlife environment dominated by cis-white heterosexual men who define who is in and who is out.
    – Against a dance floor that only responds to the easy consumption of bodies and money.
    – Against a world trivialized by fame.

It’s time for Others to the Front!

HOLE

  • mayo 14, 2022 14:01

HOLE es una propuesta de salto al vacío colectiva donde poder soltar. Saltar para soltar. Lo que pese que se quede arriba y bajo ese gran agujero quedan muchas cosas buenas por las que transitar y seguro seguro mucho baile, porque ya no podemos más, porque estamos cansads y queremos sudar.

Nuestro cuerpo pide movimiento y no se lo vamos a negar.

Existe una emergencia de una cultura festiva: del centro a la periferia: de pinchadas en salas donde se comercializa con la fiesta a salas clandestinas: de las dinámicas cisheteropatriarcales a la inconformidad del relato dado. Del derecho de admisión por gorilas en garitos para gente blanca, hetero y guapa al baile de cuerpos disidentes, tullidos y sudorosos.

Nuestro centro se desplaza: la fealdad como preciosismo. Nuestro centro son muchos y no es ninguno: es la periferia, la radicalidad, es el sur, la clandestinidad, son las disidencias, la agitación, es el techno, el inconformismo, es la improvisación, el error, son los deseos, la comunidad, son las drogas, el oxímoron, es eso que empieza al abrir los ojos, acaba cuando los cierras y sigue sin que te des cuenta; la temporalidad, sus contradicciones y sus miedos, es el porvenir de cualquier revuelta, son las fisuras y las grietas.
Nuestro centro es la cotidianidad, no cualquiera; somos exigentes.

La otredad como realidad impertinente, como devenir abierto, como baile infinito, como cuerpo de baile revolucionario. No hay experiencia sin extrañamiento, transgresión, desajuste, descolocación, tránsito, interrupción, recorrido. Sin embargo, hay domingos y los hay no y en ambos no se domina el sentido.

HOLE nace de la necesidad de crear y disfrutar una pista de baile donde la fiesta significa política y reivindicación de lo disidente. Estamos cansadas de la fiesta y el consumo del techno al que se nos somete y nos vemos obligadas a asegurar una fiesta donde podamos ser sin ningún impedimento. Nos hacen falta fiestas donde no se nos castigue por ser quienes somos, y es inevitable crear un espacio seguro donde poder disfrutar de la música siendo como somos lejos de lo normativo.

La música de baile, en nuestra ciudad, ha sido tomada y contaminada por los valores capitalistas y heteropatriarcales; existe una necesidad de remover la escena underground para asegurar un nuevo espacio en el que lxs otrxs puedan ser con la música. HOLE está aquí para revivir los orígenes y los valores del house y el techno, una propuesta para consolidar una pista de baile justa y segura para todxs aquellxs que no cabemos en el sistema.

La música de baile es una puerta de entrada a la libertad: libertad de expresión y libertad de creatividad. La pista de baile reúne a la comunidad y nos permite acercarnos más a nuestra identidad y a una variedad de amigues de una manera honesta y pura.
La música y la pista de baile siempre inspiran.

La pista de baile es donde recuperamos la propiedad de nuestros propios cuerpos, donde encontramos la energía para organizarnos para reclamar la propiedad de nuestras identidades, donde apretamos el tejido social en momentos colectivos de abandono y consuelo.

La pista de baile nos ayuda a imaginar lo inexistente, a conservar la huella de lo aparentemente borrado, excluido, condenado, suprimido, torcido o disimulado. El cuerpo y el baile como barricada de desobediencia política, de rebeldía sexual, de desterritorialización de la sexualidad heteronormativa, sus regímenes disciplinarios naturalizados y sus formas de subjetivación para la posterior creación de espacios de afinidad por y para tods. Eso es HOLE.

Nos han expulsado de las cosas que no queríamos de todas maneras. En estas condiciones, la pista de baile es el hábitat de la comunidad. La madeja de relaciones sociales, políticas, afectivas y sexuales que comprenden una comunidad se ata a la cadencia incesante del bajo, que nos llama a mezclarnos con las demás tribus en el dancefloor. Nadie es más ni menos que nadie en la pista de baile.

La pista de baile es comunidad, es familia y hogar. La pista de baile es libertad para disfrutar y ser una misma. A veces, es como estar en el espacio, otras, como estar bajo tierra, pero sobre todo es el fin del trabajo y el inicio de la vida mágica.

Que el mundo imite al dancefloor es un ideal revolucionario ✊

Nos unimos al discurso original del Acid House: no importa quién seas antes de entrar en la rave o en el club siempre que tus principios innegociables sean Peace, Love and Unity. Paz porque en la violencia siempre ganan los poderosos, expertos en violencia y muerte. Amor porque los afectos, la honestidad, la confianza, la empatía y la amistad son el lubricante necesario para la ayuda mutua y la reciprocidad. Y Unidad porque en la pista de baile nadie es más que nadie, y porque como siempre ha sucedido, United we stand, divided we fall. La cultura underground de baile no tiene más enemigos que los enemigos de la paz, el amor y la unidad. No excluye a nadie, sólo a quién se autoexcluye.

HOLE como políticas de la noche, como acción donde poder crear, desear, sentir nuevos imaginarios que pongan en jaque, desplacen, cuestionen el imaginario cisheterocapitalista impuesto; donde dejarnos atravesar por la música y bailar –sentimientos primarios y salvajes– bailar con ferocidad y asimetría entre lo zigzagueante y lo desgarrado sacudiendo la armonía preestablecida con una gestualidad sin pudor en busca de la agitación individual y colectiva.

La pista de baile es un lugar con sus propias reglas, definidas por el lugar o las personas que ocupan el espacio. Puede ser un lugar de hogar y/o un paseo de diversión por un corto espacio de tiempo.

Sin embargo, en un momento de desigualdades tan intensas, la pista de baile siempre seguirá siendo un lugar de comunidad donde les marginades puedan ser libres e iguales, contra los límites de las políticas restrictivas.

Cuerpas al servicio del placer para imaginar, construir, compartir nuevos relatos de resistencia. El baile posee desde un principio el poder mágico de lo marginal, lo excluido y lo desterrado.

Necesitamos la pista de baile ahora más que nunca.
No sólo la queremos, también la necesitamos
Bailémoslo todo




https://soundcloud.com/otherstothefront/sets/hole

manifiesto: Si puede existir, entonces existe

  • mayo 9, 2022 09:56

Mientras bailamos a un ritmo que parece fuera de tiempo
Al que sientes en el metrónomo de tu mente
¿Te ofende que nuestro ritmo parezca extraño
O que haga que tu pensamiento se reordene?
¿No será que entenderías este ritmo al que bailamos
Si se te diera la oportunidad, entenderías mejor este ritmo que bailamos.
Así que mientras te esfuerzas por encontrar la sensación con tus pies
Pregúntate, ¿puedes bailar a mi ritmo?

Míranos bajar a este ritmo con una sensación afro-funk
Mientras nos elevamos a un ritmo con atractivo espiritual
Expresiones de libertad de los descendientes de los esclavos
Dios nos da la fuerza para los nuevos horizontes que debemos afrontar
Primero la esclavitud, luego la mentalidad, ahora la opresión económica
Con este ritmo bailamos, sabemos que hemos superado la prueba
Así que mientras luchas por coger el ritmo con los pies
Pregúntate, ¿puedes bailar a mi ritmo?

El ritmo, el ritmo, el ritmo es nuestra sección de poder
La libertad que sentimos en nuestra alma
Bailamos para aprender esas lecciones
Mientras nuestra historia sigue desarrollándose
Nuestro ritmo, nuestras palabras, nuestras melodías, nuestros regalos
De los dadores de esos regalos
Somos simplemente las terminales a las que han pasado
Así que mientras luchas por coger el ritmo con los pies
Pregúntate, ¿puedes realmente bailar a mi ritmo?

(Blaze, Can you dance to my beat? – Slip ‘n’ Slide, 1998)

 

Cada vez somos más en los márgenes, o mejor dicho, cada vez somos más visibles todes aquelles que ni entramos, ni queremos entrar, en las identidades integradas.

La revuelta contra el supremacismo blanco o la revuelta transfeminista molecular que está produciendo constantemente pequeñas pero innumerables revueltas contra el género, división primaria que nos clasifica y domina desde el origen, son expresiones del hartazgo generalizado que supone el sometimiento permanente de unas personas a otras por motivos que, bajo la apariencia de realidad normalizada, esconden una máquina incesante de destrozar vínculos, comunidades, vidas y ecosistemas.

Lo queer, como grito empoderado que reclama el derecho de autodeterminación de las cuerpas, ha tomado el escenario antagonista central y tiene la potencia de agregar las nuevas luchas anticapitalistas, postgénero y postcoloniales. Y como todas las visiones de un orden alternativo que comienzan a dar señales de extensión y profundidad, lo queer es un territorio en disputa, permanentemente acosado por la cooptación comercial para convertirlo en, todavía, otro fetiche reluciente listo para ser consumido aproblemáticamente.

La cultura de baile underground siempre ha sido un dispositivo político que ha permitido doblemente generar entornos seguros para las identidades disidentes. Ese es el milagro del ritmo sincopado: generar nuevas comunidades caracterizadas por composiciones más plurales y abiertas; aunque pocas veces se haya sido consciente de ello.

Desde sus orígenes contraculturales, afroamericanos y gays en Detroit, Chicago y Nueva York desde mediados de los años 80 hasta la actual oleada de nueva cultura rave, pasando por las sacudidas expansivas que ha ido generando a lo largo de tres décadas entre jóvenes, y no tan jóvenes, de Europa y EEUU, la cultura rave se ha convertido en un método autogestionado para la construcción de comunidades de iguales donde antes había desconocimiento mutuo, incomprensión y, en no pocos casos, odio y violencia. Es el discurso original del Acid House, no importa quién seas antes de entrar en la rave o en el club siempre que tus principios innegociables sean Peace, Love and Unity.

Solo desde los márgenes puede llegar el momento político que entierre definitivamente el antiguo régimen capitalista, cisheteropatriarcal y racista y en su lugar abra un mundo de igualdad y libertad social, comunitaria y personal. Ha llegado el momento de la otredad al frente, siempre otro frente porque nunca estaremos conformes con el discurso dado y nuestro frente nunca podrá ser el mismo. Nuestro frente son muchos frentes que no dejan de mutar, como nosotras, y uno de ellos es la pista de baile.

Nos vemos bailando!
Love, Peace & Unity,

Others To The Front

As we dance to a beat that seems out of time
To the one you feel in the metronome of your mind
Does it offend you that our rhythm looks strange
Or causes your thinking to be rearranged?
Could it be that you would understand this beat to which we dance
More clearly had you been given a chance?
So as you struggle to find the feel with your feet
Ask yourself, can you dance to my beat?

Watch us get down to this groove with an Afro-funk feel
While we get high to a rhythm with spiritual appeal
Expressions of freedom from the descendants of slaves
God gives us the strength for new horizons we must brave
First bondage, then mental, now financially oppressed
With this beat we dance, we know we’ve passed the test
So as you struggle to catch the rhythm with your feet
Ask yourself, can you dance to my beat?

The rhythm, the rhythm, the rhythm is our power section
The freedom we feel in our soul
We dance to learn those lessons
As our story continues to unfold
Our beat, our words our melodies, our gifts
From the givers of those gifts
We’re merely the terminals to which they have passed
So as you struggle to catch the rhythm with your feet
Ask yourself, can you really dance to my beat?

(Blaze, Can you dance to my beat? – Slip ‘n’ Slide, 1998)

 

Each time, we are more and more on the margins, or rather, all those who don´t fit and don’t want to fit in the integrated identities are more visible than ever.

The revolt against white supremacism or the molecular transfeminist revolt that is constantly producing small but innumerable revolts against gender, a primary division that classifies and dominates us from the beginning, are expressions of the generalized tiredness with the permanent subjection of some people to others by reasons that, under the appearance of normalized reality, hide a non stop destruction of bonds, communities, lives and ecosystems.

The queer, as an empowered cry that claims the right to self-determination of the bodies, has taken the central antagonist stage and has the power to add the new anti-capitalist, post-gender and post-colonial struggles. And like all visions of an alternative order that show signs of breadth and depth, queerness is a disputed territory, permanently harassed by commercial co-optation to turn it into yet another shiny fetish ready to be consumed unproblematically.

Although rarely has been aware of it, underground dance culture has always been a political device that has made it doubly possible to generate safe environments for dissident identities. That is the miracle of the syncopated rhythm: generating new communities characterized by more plural and open compositions.

From its countercultural, African-American and gay origins in Detroit, Chicago and New York, since the mid-1980s to the current wave of new rave culture, through the expansive shocks it has generated over three decades among young people, and not so young, from Europe and the US, rave culture has become a self-managed method for building communities of equals where before there was mutual ignorance, misunderstanding and, in many cases, hatred and violence. It is the original speech of Acid House, it doesn’t matter who you are before entering the rave or the club, as long as your non-negotiable principles are Peace, Love and Unity.

Only from the margins can the political moment arrive that will definitively bury the old capitalist, cisheteropatriarchal and racist regime and in its place open up a world of equality and social, community and personal freedom. The moment of the others to go to the front has arrived. It will always be another front because we will never be satisfied with the speech given and our front can never be the same. Our front is made up of many fronts that do not stop mutating, like us, and one of them is the dancefloor.

See you dancing!
Love, Peace & Unity,

Others To The Front