House of Others
Nuestra definición de la música House

Give me that house music to set me free
Lost in house music is where I wanna be

Marshall Jefferson, Move your Body (the house music anthem)

House Of Others es el nombre que le damos desde Others to the Front al propósito de traer de vuelta la música house a su público legítimo. Un podcast mensual que retratará los diferentes tonos y variedades del house, ya sea vocal house, deep house, acid house, hip house, Garage, UK Garage, Speed ​​Garage. Le pediremos a nuestres djs favorites que elaboren y que construyan su definición del house en sesiones sin los límites de tiempo habituales en los podcast, de al menos dos horas de duración, o más si le dj necesita más tiempo para dar cuenta completa de su/nuestra definición de música house.

No se trata tanto de buscar una “autenticidad” o un sonido purista como de trasladar a todes una cultura house que, en el continente europeo, y muy especialmente, en la escena madrileña, tanto del pasado como en la actualidad, ha sido ninguneada. Pocos subgéneros de la música electrónica han sido más descuidados, despreciados, mercantilizados y distorsionados en su sentido como la música house. 

El house nació durante los años 80 como un sonido totalmente nuevo en los clubs gays negros de Chicago, como The Warehouse, primero, y The Music Box, después. Allí, gente como Frankie Knuckles y Ron Hardy desbordaron los límites de la música disco y la electrónica, yendo más allá de las convenciones de la «canción pop» y centrándose en crear una cadencia rítmica inagotable en la que los paisajes sonoros se transforman y se desarrollan en, y junto a, otro.

En las sesiones de Knuckles y Hardy el clímax casi constante del disco se transforma en una sucesión de temas secuenciados que se encabalgan en un continuum diseñado para tener sentido hasta el amanecer; dieron origen no solo a la house music sino a lo que, hasta el día de hoy, consideramos un DJ set de baile.

La música house saltó por primera vez a Europa en la isla balear de Ibiza, que aún conservaba en gran medida el sentimiento hippie underground de los setenta. Pioneros, hoy penosamente infravalorados, como José Padilla o DJ Alfredo fueron los primeros en este lado del atlántico de hacer bailar la nueva música de Chicago y New York en un dancefloor blanco y europeo en la atmósfera anything goes de la isla en la época. 

Y desde sus primeros pasos baleares, el house llegó a Londres, donde la nueva música estalló al servir como combustible para la primera generación de fiestas rave, que literalmente se extendieron por absolutamente todo el Reino Unido, generando tanto pánico y confusión en los medios de comunicación y la política mainstream, como un estado de ánimo sin precedentes de euforia y utopismo político en una juventud británica post-thatcherista, por lo demás completamente maltratada por el paro y el neoconservadurismo en ese momento.

El Reino Unido ha mantenido desde entonces una viva y dinámica cultura house underground que se ha fusionado y ha mutado con muchos otros estilos que tienen origen en la bass music anglojamaicana. Estilos como el UK Garage o Speed ​​Garage van y vienen en un constante proceso de comunicación con las comunidades afroamericanas y latinas de los Estados Unidos. 

Hecha esta excepción anglojamaicana, es dentro de las comunidades afroamericanas de los Estados Unidos donde la escena de la música house siempre ha ido evolucionando y creciendo. Lugares como Chicago, Nueva York o Detroit, donde el sonido del house está prácticamente incorporado al celebrado techno de la ciudad del motor, siempre han sido los primeros de la lista, pero también la crucial escena house/garage de Nueva Jersey o la escena club de Baltimore han mantenido vivo el verdadero espíritu de la house music a un nivel bastante underground.

El auge del turismo masivo de club en Ibiza, por otro lado, ha banalizado los sonidos balearic house que alguna vez fueron innovadores en la isla, tanto como el dinero lo ha permitido, convirtiéndolos en una especie de sonido intrascendente, y convencionalmente optimista para hombres y mujeres con cuerpos normativos  y mercantilizados en exclusivas fiestas al pie de piscinas en suntuosas villas de recreo y en superclubs diseñados para imitar los estilos de vida de los superricos. 

Los sonidos diluidos de ese sonido tristemente funcional llamado tech-house, que no es ni techno, ni house, han terminado de fijar la imagen completamente distorsionada del house como un estilo superficial frente a los sonidos centroeuropeos blancos, supuestamente más sofisticados. Mucho daño de megafranquicias de entretenimiento como Elrow, que no son más que parques temáticos para europeos blancos de clase media en busca de experiencias de evasión convencional.

Madrid y el continente europeo han pasado por una serie de años en los que un techno sin alma, proveniente en su mayoría de la industria berlinesa de clubs, con su enorme capacidad para monetizar y cooptar, ha sentado las bases para una ola interminable de techno convencionalmente designado como «oscuro», que ha ido degenerando hasta convertirse en un sonido mercantilizado y hueco lleno de gestos teatrales que intentan suplir espectacularizadamente un sonido acuoso. Creemos que es el momento adecuado para traer de vuelta los sonidos liberadores del house a las mentes y cuerpas de todes.

La música house, descendiente de las personas y la cultura negra y queer, ha creado un sonido maravilloso y mágico que se mete dentro de nuestras cuerpas y nos hace bailar hasta liberar toda la energía en la pista de baile, creando experiencias profundas de libertad, tanto colectiva como individualmente. La música house ha prosperado por igual en los sótanos de pequeños clubes queer y en las fiestas de verano al aire libre en los hoods afroamericanos o latinos. Las crews de baile, ya sean de vogueing, jitting, footwork o breakdance, son una parte clave de esta cultura. Una cultura del baile, que como diría el propio DJ Qu, uno de los productores de Nueva Jersey que ha llevado el house más lejos en los últimos años, “no es lo mismo que moverse al ritmo de la música”.

Esto es una invitación a compartir una música que desplaza sin pedir nada a cambio
Una música que de alguna forma es nuestra también y nos la quisieron arrebatar; queremos que sea también tan vuestra, que luchemos juntas para resignificar la pista de baile y por consecuencia el sonido duro e incidente del house.

House is a feeling, recupéremoslo

 

Lincoln Park Music Festival 2008, Newark, Nueva Jersey

 

House of Others
Our definition of house music

 

Give me that house music to set me free
Lost in house music is where I wanna be

Marshall Jefferson, Move your Body (the house music anthem)

House Of Others is the name we give in Others to the Front to a particular aim to give back house music to its legit crowd. A monthly podcast mix will portrait the many different tones and strains of house music, be it vocal house, deep house, acid house, hip house, Garage, UK Garage, Speed Garage. Deep liberating groovy sounds more than pure genre definition is what we aim for. We will ask our favorite djs to spin their definition of house music in long special mixes, at least two hours long, or longer if the dj needs more time to give a full account on her/his/their/our take on house music.

Few electronic music subgenres have been more neglected, despised, commodified and distorted than house music. Born during the 80s as totally new sound in the black gay clubs of Chicago. There the likes of Frankie Knuckles and Ron Hardy, Larry Levan at the Paradise Garage in New York was always near, pushing the boundaries of disco and electro far beyond the “pop music song” conventions and focusing on creating a relentless groove on which soundscapes of sound and rhythm keep being developed and morphed one into another in the mix. The almost constant climax of disco tunes was deconstructed into an all night, trance inducing, sequenced track continuum. In a word, they gave birth not also to house music but to what, to this day, we consider a dance DJ set.

House music first jumped to the balearic island of Ibiza, which still very much retained the underground hippie feel of the seventies, unsung heroes like Jose Padilla or DJ Alfredo where the first on this side of the atlantic to play the new music from Chicago and New York to a white european crowd in the anything goes atmosphere of the island at the time. And from the balearic secrecy, it made to London, where it just went ballistic as fuel for the first generation of rave parties which literally swept across the UK, generating as much panic and confusion in mainstream media and politics as it generated an unprecedented mood of euphoria and political utopianism in an, otherwise, battered, post-thatcherite british youth.

The United Kingdom has, since then, maintained a lively underground house music culture which has mutated and fused with many other styles of anglo jamaican bass music origins, such as UK Garage or Speed Garage that go back and forth in a constant communication process with black and latino communities in the US. But it is within the black communities of the United States where the house music scene has always been evolving and growing. Places like Chicago, New York or Detroit, whose house sound is flawlessly incorporated into its trademark techno sounds, have always been top of the list, but also the crucial house/garage scene from New Jersey or the Baltimore club scene has kept the true spirit of house alive, if yet very much at an underground level.

The rise of club mass tourism in Ibiza, on the other hand has banalized the once innovative balearic house sounds in the island, as much as money allows, making them a sort of intrascedent, washed away, conventionally optimistic sound for male and female normative and commodified bodies at exclusive villa pool parties and superclubs designed to mimic the lifestyles of the super rich. The watered down sounds of that sadly functional sound called tech-house, which is neither techno nor house, of business entertainment mega franchises as Elrow, which are no more than theme parks for middle class white europeans in search of a banal and escape from heir routines, have set the completely distorted image of house music as a rather superficial style of music, that has sprang to European continental countries in the last two decades.

We have been through a series of years in which soulless techno, coming mostly from the catch all wealthy Berlin industry, which has set up the foundations for an endless wave of conventionally called “dark” techno, that has progressively shallowed until becoming just another gimmick commodified sound. And we believe it is the right time to bring back the liberating sounds of house music to everyone’s minds and bodies.

House music belongs to a lineage of black and queer people that have crafted a magical groovy sound that gets inside our bodies and makes us dance until we relase all the energy on the dancefloor creating deep experiences of freedom, both collective and individual. House music has thrived in small queer club basements and in outdoor summer block parties in black hoods alike. Dance crews, be it vogueing, jitting, footworking or breakdancing are a key part of this culture. A culture of dancing, which as New Jersey’s own DJ Qu, one of the producers that has taken house music further in recent years would say: “its not the same as moving along to music”.

House is a feeling, lets get it back

 

Lincoln Park Music Festival 2008, Newark, New Jersey
https://www.youtube.com/watch?v=rN_BJsUcXLE